El pasado 2 de noviembre se celebró en la Bahía de Cádiz la segunda edición del Memorial Carlos Etayo organizada por el Club Naval de San Telmo. Como ya nos amenazaban los partes, el día amaneció con unas perspectivas muy poco alagüeñas en cuanto a la intensidad mínima de viento necesaria para completar el recorrido.
Era el típico día en el que en condiciones normales hubiésemos decidido cancelar la Travesía y buscar otra fecha, pero con esta flota de entusiastas "gastronavegantes" nada es normal y así se manifestó durante la reunión de patrones en el Bar de Javi de Puerto Sherry cuando los 22 barcos inscritos empujaron al Comité a salir al campo de regatas e intentarlo. Tras más de 10 años organizando estas Travesías, el Club San Telmo ha conseguido reunir una flota fiel y colaboradora con un alto nivel competitivo que no está reñido con la deportividad. Estas actitudes de compromiso con los organizadores facilitan mucho la coordinación de la flota sin necesidad de tantos reglamentos ni normas estrictas que en ocasiones producen el efecto contrario con actitudes reivindicativas y poco deportivas que dificultan mucho a los Comités, siempre hablando solo del ambiente amateur.
El caso es que, una vez estaban en la Bahía los 22 barcos inscritos, el comité buscó una zona donde aparecieron ligerísimos indicios de brisa que al final fue en la boya de Galera. A las 13:15 se dio la salida con rumbo a la Cabezuela con una mínima brisa de 3 a 4 nudos que los participantes gobernaron con gran maestría en una salida perfecta con toda la flota amurada a estribor tratando de crear suficiente viento relativo en sus velas para avanzar a 2 o 3 nudos hacia la siguiente marca. Algún participante con desplazamiento pesado más adecuado para vientos de 15 nudos, comprobó con desesperación como la corriente le hacía volver al lado del pre salido, hecho que no les hizo desesperar. El tesón demostrado se vio premiado con el aumento paulatino de la brisa que llegó hasta los 6 nudos permitiendo que la flota se estirase y fuese avanzando lentamente hacia la Cabezuela.
Menos sufrimientos tuvieron los gemelos X442 Cristina y Harmattan que ocuparon rápidamente la cabeza de la flota, seguido de cerca por un sorprendente Orión, vetusto Drac One Tone del Maestro Gabriel Mateos perfectamente tripulado por su familia. El comité había escogido el sistema de clasificación por tiempo compensado y salida conjunta para poder contar con la flexibilidad de diseñar un recorrido sobre la marcha en función de la intensidad del viento. Al final, los 6 nudos de viento permitieron completar un recorrido triangular entre la Galera, Cabezuelas y Recalada con 5 millas que completaron 20 barcos en 3 horas. Tras la compensación de tiempos, el pódium de esta II Travesía Etayo quedó formado por Cristina VI, seguido del Harmattán y del Maborán de Antón Domínguez en solitario que se maneja de maravilla con estas condiciones de viento. Al final los Mateos llegaron en una muy meritoria 4º plaza a bordo del Orión seguidos del Kuskus de Luis Delgado.
La fiesta náutica finalizó a altas horas de la madrugada con una animadísima velada musical amenizada por la Familia Valenzuela, sobrinos del capitán Etayo y el Maestro Gabriel Mateos a la guitarra. Los antiguos tripulantes de Etayo en sus aventuras a bordo de las réplicas de las carabelas, ofrecieron una interesantísima charla sobre las aventuras con emocionado recuerdo al ilustre marino al que le deben una sorprendente lealtad y recuerdo después de tantos años.
La fiesta náutica finalizó a altas horas de la madrugada con una animadísima velada musical amenizada por la Familia Valenzuela, sobrinos del capitán Etayo y el Maestro Gabriel Mateos a la guitarra. Los antiguos tripulantes de Etayo en sus aventuras a bordo de las réplicas de las carabelas, ofrecieron una interesantísima charla sobre las aventuras con emocionado recuerdo al ilustre marino al que le deben una sorprendente lealtad y recuerdo después de tantos años.
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